lunes, 20 de febrero de 2012

Las urgencias no son urgentes. Las instalaciones de Urgencias del Carlos Haya están saturadas y son deficientes

El macrohospital ha pasado de ser una excusa política para no hacer un tercer hospital en Málaga a una excusa para no hacer nada. La Consejería de Salud está sacando un enorme partido al concepto que presentó a mediados de 2008 del macrohospital. Nunca una palabra ha dando tantos frutos políticos. Se ha anunciado en múltiples ocasiones, se ha negociado la reserva de un suelo y calculado el millonario coste de su construcción. Incluso estuvo a punto de ser motivo de especulación inmobiliaria por parte de la Junta, que quería derruir el Carlos Haya y el Materno para hacer viviendas y así pagar la obra del macrohospital. Sin embargo, tres años y medio después de que se presentara, la Junta sólo puede aportar un gran vacío alrededor de este proyecto. No hay mucho más que un nombre sin nada sólido que lo respalde.

Sin embargo, lo triste de esta situación es que el macrohospital no sólo no se ha convertido en un motivo para avanzar en la mejor atención sanitaria de Málaga, sino que está siendo un lastre, como ponía de relieve ayer mi compañero Lucas Martín. Como se va a construir en un futuro, se han paralizado actuaciones que servirían para la mejora de la atención sanitaria ahora. Es decir, prefieren no hacer nada para mejorar un problema actual con idea de resolverlo de un plumazo cuando se inaugure el macrohospital, dentro de ¿20?, ¿30 años?

La propuesta del macrohospital es, hoy por hoy, uno de los mayores bluf de la historia de Málaga, donde ya hemos vivido algunos que son una verdadera joya, como para hacer un museo que nunca se inaugure. Posiblemente algún día empiecen las obras de este hospital, puede que incluso se terminen, pero me da en la nariz que van a pasar muchos años antes de que se concreten siquiera unos planos.

Mientras, hay que empezar a replantearse qué atención sanitaria queremos. Mejorar el servicio de urgencias de Carlos Haya no parece una opción tan cara como el macrohospital y permitiría resolver un problema que existe y sufren muchos malagueños todos los días. Ahí está la disyuntiva y las prioridades. Elegir entre un proyecto que no existe o resolver un problema actual. La duda no cabe aquí. Puede que no haya dinero, pero entonces que se diga y se argumente. Como dice el refranero, más vale una vez colorado que ciento amarillo.